viernes, 30 de diciembre de 2011

Estoy tan triste, tanto tanto, que me duele el pecho, la garganta y las palabras...por eso escribo, aún no me duelen los dedos. Estoy tan sola que solo se me ocurre escribirle a usted, cuando usted ya no es compañía ni consuelo...tal vez tengo la esperanza que al menos aún sea oídos.

lunes, 27 de diciembre de 2010

reflexiones sobre pedagogía

En este breve periodo en que se han atropellado mil palabras nuevas en mi cabeza, las que intento articular con conceptos e ideas que logren conectarme con nuevas formas de organización del conocimiento, con nuevos estados de conciencia, complejos y dinámicos, se hace necesario adentrarse en los nuevos preceptos, desde la comprensión y la reflexión de ellos, poder establecer relaciones de interacción desde la dialógica y entendiendo el argumento como base de acuerdos y negociaciones. Los jóvenes están siendo protagonistas de cambios profundos a un ritmo acelerado, en donde los mayores corremos tras de ellos en una loca carrera y en evidente desventaja, solo nos resta fortalecernos a través del conocimiento.
La situación podría pasar por un tema de desarticulación generacional, pero se problematiza cuando nos vemos frente a un escenario donde niños y jóvenes que se forman en esta nueva sociedad del conocimiento son responsabilidad nuestra, por tanto comprender los nuevos procesos de cambio es un acto de compromiso y de amor por la pedagogía , por los jóvenes y la sociedad entera, una forma de trascender a través de un fin ético que es la formación de las nuevas generaciones, dentro de un marco de enseñanza de calidad, donde se valore la diversidad, el pluralismo y los valores transcendentales, preparando las condiciones para la formación de un ser humano integral, potenciando su individualidad sin perder identidad comunitaria.
Las lecturas de Tedesco, Morin , Castell entre otros, me han abierto una ventana a un mundo nuevo y complejo, donde mi autodefinición de ser social con pensamiento progresista, se fractura frente a la contradicción que genera la presencia de la modernidad instaurada como forma de vida, y por supuesto también como sistema reproducido en las aulas. La revelación de una sociedad que se comienza a divorciar lentamente de las verdades absolutas, de la hegemonía de la razón, del pensamiento vertical y las ideas totalitarias, me hace replantear las formas de abordar mis prácticas pedagógicas y buscar en el tremendo potencial de la música y el desarrollo de la creatividad, un elemento articulador, ya no desde la simple intuición sino desde la certeza que mis métodos y enseñanzas deben encaminarse en la búsqueda de nuevas formas de entregar conocimiento, las cuales estarán en constante proceso de revisión y readaptación de acuerdo a las múltiples realidades que cohabitan nuestro sistema escolar.
Nuevos estados de conciencia me han llevado a adoptar posturas diversas, y contradictorias en algunos casos. En primer lugar poder comprender las fuerzas sociales que han generado los cambios e identificar muchas de sus manifestaciones. Luego tener una visión más amplia y multidireccional de los procesos educativos y tomar una postura muy crítica de la particular realidad en que trabajo, a la vez de suavizar mi visión un tanto caótica del rol del estado en las garantías hacia la seguridad social y por supuesto la educación. Me planteo la necesidad de esa crítica constructiva no solo desde el romanticismo y las buenas voluntades, sino desde un pequeño peldaño más arriba que antes, el que me permite ampliar un poco mas mi horizonte, y desde una sistematización progresiva de un cúmulo de conocimientos y prácticas que con el tiempo solo fueron sustentadas del sentido común.
El concepto de exteligencia se me presenta como una revelación ante la necesidad de definir la importancia del trabajo colaborativo y de las conclusiones que podemos sacar desde una mirada colectiva. La sinergia, el efecto de pares y cómo podemos potenciarnos a través de la reflexión en conjunto será sin lugar a dudas una experiencia de conocimientos ricos y profundos que nos permitirá conectarnos y sintonizar en un fin único dentro de la diversidad y este es lograr aprendizajes de calidad, en un contexto de igualdad de oportunidades, entregando las herramientas necesarias para insertarse en un mundo competitivo y excluyente. Buscar los mecanismos necesarios para generar cambios que se condigan con las necesidades sociales, restablecer la confianza de la ciudadanía en la educación y sobre todo en la valoración de la figura del docente como profesional idóneo, promotor de conocimiento y valores humanos. Sin embargo es necesario algo más que buena voluntad para lograr los cambios necesarios.
La toma de conciencia del escenario en el que nos ha tocado vivir y en el cual debemos intervenir todos de una u otra forma, ha invocado buenos fantasmas de mi memoria emocional, donde se alojan recuerdos valiosos de las enseñanzas de mis maestros: de escuela rural durante mis primeros años, luego de colegios salesianos para terminar en enseñanza fiscal de aquellos años. De mis profesores cuyas metodologías deben haber sido diversas y cuyas formas de enseñar conectaron en mayor o menor grado con mi modo de aprender, recuerdo por sobre todas las cosas un nivel de vocación por la enseñanza y por los niños que se reflejaba en acciones y actitudes muy conectadas a los afectos, logrando crear lazos de compromiso con los niños y su familia, también recuerdo la poca implementación en cuanto a recursos y el enorme esfuerzo de los maestros para cautivar la atención de los estudiantes creativamente.
Vincular hechos de mi propia experiencia como estudiante, a mis prácticas y las de mis colegas, en un escenario absolutamente diferente, con una cantidad de recursos inimaginables hace solo unas décadas atrás, me llevó a cuestionarme mil veces en que estábamos fallando, el porqué del descontento generalizado en todos los niveles no solo del sistema educativo sino de lo que la sociedad espera de nosotros, y creo que gran parte se debe a no comprender los procesos, a no valorar nosotros mismos la relevancia y trascendencia de nuestro contacto con los alumnos y de qué manera podemos intervenir positiva o negativamente en sus proyectos de vida.
Poder canalizar nuestras frustraciones en la comprensión de un síndrome como es el Burnout y tomar conciencia que no es un problema personal que deba menoscabarme como profesional, sino que es de responsabilidad institucional, se transforma en sentirse de alguna manera, extrañamente cobijado y amparado por un conocimiento teórico sobre una realidad latente en muchos profesionales cansados y desgastados, a partir de ello puedo buscar soluciones en conjunto sin la presión institucional y el hostigamiento por ser incompetente…solo somos humanos desencantados que necesitamos redefinir nuestras prácticas y fundamentos educativos que se condigan con los cambios paradigmáticos, pero desde el conocimiento de éstos ,sin perder la perspectiva de que ya nada es absoluto y el error forma parte de lo previsto.
Finalmente poder hacer frente al cuestionamiento generalizado hacia los profesores por los insatisfactorios resultados en pruebas estandarizadas -si somos objetivos sabemos que hay una cuota de responsabilidad en nosotros, pues un buen profesor hace también buenos alumnos, independiente de otras variables que pueden incidir en los resultados- solo es posible a través del perfeccionamiento, pues no es posible refrendar lo que ya está instaurado en la conciencia de la ciudadanía si no es a través de la profesionalización del trabajo docente, creando espacios de perfeccionamiento real y efectivo, replanteándonos nuestras prácticas, haciendo trabajos interdisciplinarios, fortaleciendo los grupos de reflexión pedagógica, gestionando la escuela, el currículo, las metodologías. A las autoridades les corresponde mejorar los niveles de control de la calidad de los docentes buscando los mecanismos para corregir la educación inicial, mejorando el status del profesor, cautivando de esa manera los buenos alumnos con vocación pedagógica.
Por ahora solo es posible esperar que el daño legado al sistema educacional por el gobierno de la dictadura, y que la promulgación de una nueva ley aún no logra reparar, vayan dando paso a escuelas inclusivas, de calidad, con buenos proyectos educativos partiendo de la realidad de cada establecimiento. Esta espera no debe ser pasiva de parte de ninguno de los actores del sistema educativo, sino que debe ser desde la revisión constante de nuestros aciertos y desaciertos, desde una buena gestión, desde el trabajo colaborativo, desde la implementación de un currículo que garantice conocimientos de calidad cuya transversalidad se condiga con los valores de solidaridad, convivencia y cuidado de nosotros mismos y de nuestro planeta.

viernes, 24 de diciembre de 2010

A veces siento nostalgia de mi...me extraño, me necesito de vuelta, antes que me acostumbre a mi nueva morada y el sendero se borre haciendo incierto el camino de regreso. Mi ethos deambula en la certidumbre de lo cotidiano, talvez no sea bueno urgar mucho en el pasado.

domingo, 26 de septiembre de 2010

domingo en la tarde

soy infinitamente vulnerable y no uso máscaras para disimular,por tanto la transparencia de la que me jacto ufana, me juega en contra cuando estoy tan aburrida de mi, intolerante de mí y contradictoria también de mi...tú no reparas en ello, es cómodo no hacerlo. En el mundo interno de mis contradicciones, concluí que soy un ser social con una tremenda urgencia de soledad, y en esa búsqueda de estar a solas conmigo misma, lo más cercano que he encontrado es estar contigo...tal vez por eso seamos una pareja ideal.

martes, 23 de febrero de 2010

trazos difusos de infancia

Bastó una fotografía de hace treinta y tantos años para traspasar en forma abrupta las fronteras de cuanto mi selectiva memoria había guardado, cuantos cientos de recuerdos alojados en quizás que misteriosos recovecos de mi cerebro se activaron ante tu sola imagen.
Se me apareció un cuadro difuso de paisajes de tierra seca en una gama de amarillos, cafés y ocres. Una calle larga y casas con amplios corredores de lo que solo veía lo que mis ojos alcanzaban desde el cautiverio obligado que todas las tarde debía cumplir casi como un rito o penitencia, mi gran triunfo sobre la tiranuela del manojo de llaves era el portón trasero, desde donde empinada lograba ver a cuanto transeúnte pasaba y por supuesto interpelando a los de menor edad en busca de algún compañero de juego lo suficientemente creativo y solidario como para olvidar que había un muro de por medio.
Recuerdo un cementerio encumbrado en una loma y como creí que los muertos debían estar en alto para alcanzar el cielo, se me apareció la iglesia y la plaza como un oasis de emancipación precoz e inocente…de allí surgió un recuerdo de niños jugando y entre ellos mis amigos, mis hermanos y yo misma, mi puerta no siempre estuvo con llave y creo que debo haber tenido mis espacios y libertades que no sé porque razón no estaban entre mis recuerdos prioritarios
La infancia es la mejor etapa de nuestras vidas, eso dicen, yo he pensado que idealizamos, que sublimamos nuestra niñez proyectando lo que queremos para nuestros propios hijos. Lo cierto es que tengo una balanza perfectamente equilibrada de recuerdos buenos y malos, algunos notables y sublimes, equiparados con otros francamente nefastos.
Tu foto mostraba a aquel niño que transitó mil veces la misma larga calle que yo, que vió la misma gente , los mismos paisajes, con ojos inocentes e inconscientes de los cambios que se tejían en nuestro país y que cambiarían el rumbo de nuestra historia.Tu foto me trasportó a una escuela rural, a niños subiendo a una micro para regresar a su hogar mas rural que los nuestros, a mis miedos y contradicciones infantiles, a mis primeros acordes en una muy mala guitarra, a mi extraña mejor amiga, mis primeros amores y desamores ,a mi hermano muerto cuya memoria quedó atrapada en esos tiempos y lugares.
En los años transcurridos, en los recuerdos entrampados, en las contradicciones de la memoria emocional…aún no logro dilucidar si fuimos algo alguna vez o solo eres construcción de mis fantasías.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Opera de Hannibal

La música tiene sus misterios, es difícil definir que es exactamente lo que provoca en nuestros sentidos un conjunto de sonidos organizados de tal o cual manera. Sabemos a ciencia cierta que la música tiene sus cualidades o parámetros, una organización, una teoría, una estructura, que está relacionada con la física, con el arte, con la estética...también sabemos que el gusto musical tiene que ver con un tema cultural y de que tan bien adiestrado hayamos sido en esta disciplina.
El misterio o la magia está en lo que nos produce una determinada melodía, obra musical, canción o simplemente un ritmo que nos hace repetirla una y otra vez sin cansarnos.
Tengo claro que hay músicas que han quedado en nuestra memoria asociada a algún recuerdo o a algún hecho significativo y que culturalmente estamos predispuestos a un cierto tipo de organización según nuestra cultura o formación musical.
A veces me cautiva una música y me provoca un goce estético tan grande que llego a la adicción, puede ser una gran obra, una cancioncilla, un simple motivo musical, los gustos tienen sus peculiaridades y la música no escapa a ello.
Cuando vi la película Hannibal me quedé pegada en la escena de la ópera, en esa época no estaba el internet a mi alcance ni la computación entre mis prioridades. Me volví loca buscando la banda sonora, pensando si sería parte de una ópera conocida de algún compositor contemporáneo. Después de mucho tiempo en que vi mil veces la cinta, e intenté leer en lento los créditos y descubrir al autor de esas notas maravillosas, descubrí que no era Orff, ni Stravinky, menos aún Bach ni Mozart, sino no un compositor irlandés llamado Patrick Cassidy, compuso esta bella canción basada en un soneto de Dante.

Vide Cor Meum ...escuchar